Una de las series que he visto recientemente y que más me ha gustado ha sido la basada en Fran Lebowitz, (New Jersey, 1950) firmada y conducida por el gran Martin Scorsese, lo que ya para mí era la mejor de las presentaciones.
Aunque las fotos que he tomado de la publicidad de la serie en televisión no me han quedado muy buenas, muestran algo de quien es esta particular escritora y mujer del espectáculo.
El título de la serie ha sido traducido como imaginemos o supongamos que Nueva York es una ciudad porque justamente ironiza sobre lo difícil que es habitar una ciudad tan hostil y caótica como ésta.
Compuesta por conversaciones del presente con Scorsese, mezclada con entrevistas televisivas del pasado, presentaciones en teatros, y paseos de la escritora por su ciudad, no puede uno más que compartir el buen humor de Scorsese, que es fundamentalmente con quien conversa Fran durante cada episodio.
Lo que más me fascinó de esta peculiar mujer es el hecho de que parece venir de otro planeta, como si las señas del mundo al que perteneció se hubiesen borrado casi totalmente y para entenderla hay que hacer arqueología de lo que pudo ser su horizonte cultural, social y vital en los años de su juventud, durante los 70.
Obviamente sus ideas, posiciones y opiniones son sumamente polémicas, refrescantemente polémicas y van a contracorriente de lo políticamente correcto, lo que la hace especialmente genuina y real y se entiende que en una ciudad tan competitiva y feroz como Nueva York alguien como ella se haya podido destacar.
Así pues, uno camina junto a ella por esa tan poco cortés Manhattan, recorriendo a través de sus anécdotas diferentes momentos de su vida y de la ciudad.
Me hicieron particular gracia sus opiniones sobre los deportes, el arte que se expone en el metro o la crianza de los niños hoy día, porque no tiene desperdicio su sarcasmo, ironía y vitalidad.
En suma, una divertida y original serie que nos acerca a una mujer que sin duda vale mucho la pena conocer más de cerca.